Como afirma el prologuista de la presente obra —un intelectual serio y riguroso, reticente ante fáciles y huecas alabanzas—, no nos hallamos sin más ante una de tantas breves historias urbanas, género susceptible de caer a veces en la superficialidad de ciertas guías turística ilustradas o en el minucioso eruditismo de librotes poco apropiados, por ello, para el gran público. No en vano, su autor es un historiador tan interesado en la investigación exhaustiva y detallada como en una divulgación de amplios vuelos donde el rigor y la corrección prosística no estén reñidos con la amenidad. Un cordobés que escribe con el mayor apego a su tierra tratando, por ello, de rehuir los tópicos del localismo, sin dejar de sacrificar la verdad a los vientos inconstantes de la fácil apología o las fantasías de exóticas ensoñaciones. La protagonista de este libro es una ciudad dotada, sin duda, de múltiples facetas y perfiles, capaces de arrebatar y encandilar a las almas atentas al paso del tiempo, a los adeptos de la evocación poética o al goce sensitivo. El propósito de la obra es trazar una pequeña semblanza, lo más exacta y completa posible, de la dilatada historia de Córdoba. Cada uno de los cuatro capítulo de los que consta (Antigüedad, períodos andalusí, bajomedieval-moderno y contemporáneo) subdivididos en diversos apartados y epígrafes, abordan las diferentes épocas vividas por una de las ciudades con un pasado más ilustre, rico y variado del mundo, fruto del asentamiento, convivencia, antagonismos e intercambios de diversas culturas que se entrelazaron, entre armonías y rupturas, en su devenir, desde los orígenes prehistóricos del poblamiento de su territorio a los umbrales del siglo XXI: pequeño asentamiento junto al río; émula de la roma Imperial como capital de la Bética; avanzada del lujo y exotismo oriental como corte de los emires y califas omeyas; ciudad de frontera con el reino nazarí; orlada de prestigiosos blasones nobiliarios e innumerables conventos, como islas y archipiélagos diseminados extensamente en su tejido urbano renacentista y barroco —ora alimentado por la riqueza de Indias, ora asolado por crisis y epidemias—; y, finalmente, modesta y ensimismada capital de provincias de la España interior. Cada época ha sido tratada dedicándole una extensión apropiada y uniforme, que confiere a la obra una imagen de armonía y ordenación de contenidos, en un esfuerzo por no desmerecer a unos momentos frente a otros, atendiendo tanto a los hechos más conocidos como a los menos pero igualmente interesantes. Y con vivo interés por aportar lo último en hallazgos arqueológicos o estudios monográficos del pasado cordobés. Acompañan al texto fotografías cuya belleza plástica de por sí se compagina con su papel ilustrador de los diversos aspectos que se van abordando a medida que avanza el hilo conductor de la trama, desmadejado periódicamente en pequeños detalles materializados, asimismo, en algunos cuadros de textos, nombres y planos que clarifican las ideas y aportan un componente anecdótico ameno e interesante. La apuesta por la traducción a diferentes idiomas es otro exponente del talante divulgativo de la obra que, en suma, por la confluencia de los elementos de amenidad, vistosidad, rigor y actualización de contenidos viene a colmar un vacío que existía en una ciudad que, paradójicamente, es foco de un interés que rebasa sus fronteras hasta los más remotos rincones del globo: turistas, aficionados a la historia, o estudiosos, todos ellos interesados en conocer y hacer suya esta ciudad, encontrarán en estas páginas la fuente que calmará su sed de aventura y conocimiento.