Por vez primera, Salvador Távora, el director de teatro que ha sabido llevar a los escenarios como nunca nadie antes lo había conseguido la poesía del sentimiento, el dramatismo de la música, la emoción del ritmo y del color y el espíritu trágico que se esconde tras lo andaluz, edita un libro de quince relatos cortos... y Las Tres Marías, con una riqueza de lenguaje e imágenes simbólicas que consigue emocionar desde la primera de sus páginas. Pero dejemos que el propia autor se exprese: "Mi relación con las letras ha sido siempre por necesidad. Si he podido expresar, en el marco de la escena, un pensamiento o un impulso, con un gesto, una caricia, un desplante o un silencio, no he intentado escribirlo para hacerlo palabra. Mis primeras letras para los cantes flamencos eran intentos de sintetizar sentimientos que anclaban sus raíces en el dolor, en el desengaño, en la ilusión o en las esperanzas. Eran, y son, motivaciones espontáneas que tenían las tonalidades dramáticas precisas para cantarlas. En mis obras teatrales, para huir de lo "gramático" en detrimento de su valor "dramático" siempre intenté convertir un pensamiento en una acción, en una música o en un signo plástico antes que transformarlo en palabra. En estos relatos me he dejado llevar por imágenes y paisajes con olores, aspirando acercarme más que a la destreza académica de la literatura, al arte analfabeto de la pintura: haciendo de las frases brochazos de colores comunicativos. Quizás, estos relatos o lienzos manchados de miedo, dolor, lamentos, impotencias o fantasías, estén tímidamente acercándose a un marco de expresiones irrazonables más cerca del más allá que del más acá."