Esta tarde mi médico, Alberto Tena, me ha explicado la situación. Sin paños calientes, porque yo le he exigido la verdad completa. Acudía a él desde que comencé a equivocar la distancia de los objetos que quería tocar. Y ahora ya sé que el tumor no es benigno, como parecía al principio. Que no me va a permitir vivir más allá de cinco o seis meses.” Así comienza esta bella novela de Mariano Aguayo, escrita con una riqueza y calidad de prosa que le seducirá desde sus primeras líneas. Dentro del marco de la larga decadencia de una vieja y noble familia cordobesa, un niño se siente atraído por su tía con unos sentimientos que van desde el afecto fi lial al amor platónico. Llegada la adolescencia, el deseo hace súbita aparición en el joven, a la par que descubre su otro gran amor: los libros y la escritura. Toda la acción de esta tierna novela rueda suavemente entre reminiscencias de los viejos tiempos, a la vez que se van descubriendo los secretos celosamente ocultos en el seno de esas antiguas familias, evidenciando las hipócritas y encorsetadas costumbres de los años cuarenta. Como fondo de una historia de amor, los ambiente de Sevilla y Córdoba en la posguerra y de una clase social condenada a extinguirse al no saber adaptarse a los nuevos tiempos que se avecinan. Una certera fotografía de la vida de esa nobleza provinciana, entre sus casas en la ciudad y sus cortijos de la campiña y la sierra, envueltos en una cultura agrícola y campera propia de unos tiempos que ya comenzaban a desaparecer.