Ahí les dejo mi retrato,
pa' que me tengan presente, todos los días y las noches, que de ustedes yo me ausente. Así se expresaba Frida Kahlo en 1946 y hoy, más de cincuenta años después de su muerte, la vida y la obra de esta mujer excepcional son ya patrimonio común de todos nosotros. Sus cuadros cuelgan de las paredes de los mejores museos y sus biógrafos le han dedicado cientos de páginas, pero lo que faltaba era la voz de Frida sin más y en primera persona.
Aquí, en estos apuntes íntimos que desfilan por orden cronológico, está toda la fuerza expresiva de Frida, que juega con las palabras y las moldea a su gusto para que puedan transmitir sus quejas de mujer atormentada por la enfermedad, pero también su amor por ese «niño grandote, inmenso, de cara amable y mirada un poco triste» que era Diego Rivera, y sus comentarios a propósito de «esas cucarachas viejas» que eran para ella André Breton y los surrealistas. Cartas a amigos y familiares, poemas, artículos y dedicatorias se reúnen en este volumen hasta componer una autobiografía que Frida fue dibujando con el mismo talento e intensidad que tanto amamos en sus cuadros.
La opinión del editor: Braulio Peralta, amigo y editor en Ciudad de México, nos animó a presentar este retrato, y descubrimos que la escritura de Frida era tan viva y potente como sus imágenes.