Partiendo de la imagen dual que la preparadora de esta edición estableció en su anterior edición de «La señora Dalloway», la Virgen-Virginia de sus primeros años de aprendizaje, dentro de los parámetros de un primer modernismo británico, da paso ahora a la loba-Woolf que ya en plena madurez, segura de su talento narrativo, se lanza definitivamente a atacar, por su base ontológica y lingüística las instituciones que vertebran el poder en la Inglaterra de entreguerras: la familia, el sistema educativo, el patriarcado, la propiedad privada, el arte o la literatura como sistema privilegiado.