En 1827, veintitrés años después de la muerte del
gran filósofo alemán, apareció en Blackwood’s Magazine
el texto Los últimos días de Emmanuel Kant, de Thomas
De Quincey, como parte de una serie titulada Galería de clásicos
de la prosa alemana, y con el paso del tiempo este pequeño ensayo
se ha convertido en una joya literaria con una peculiar fuerza de atracción,
pues con razón se ha considerado a De Quincey el mejor prosista
inglés del siglo XIX.
Tres son los personajes principales con los que se topa el lector en
este estudio biográfico: uno de ellos es, indudablemente, Kant,
el otro es Wasianski, clérigo discípulo del filósofo,
al que asistió y administró en los últimos años
de su vida, y el tercero es el propio Thomas De Quincey, que aparece camuflado
en las extensas notas al texto. Estos tres personajes van en busca de una
identidad, la verdadera identidad de Kant, en pleno declive de una de las
mentes más portentosas de la historia del pensamiento, pero el ensayo
también persigue el retrato de la personalidad de Wasianski, autor
de la obra Emmanuel Kant en sus últimos años de vida (Königsberg,
1804) en la que se basa el presente ensayo, por el que De Quincey sintió
verdadera fascinación.
La edición se completa con una selección de anécdotas
kantianas transmitidas por varios testigos de la vida del filósofo
y el escrito Sobre el cráneo de Kant, obra del doctor Wilhelm
Gottlieb Kelch.