Robert Louis Stevenson es un escritor vinculado como pocos a la ficción de aventuras, género tan controvertido en el que, por encima de cualquier otro título, destaca sin duda La isla del tesoro. Stevenson acometió de una manera casual la gestación del libro. Todo comenzó como un simple pasatiempo para entretener a su hijastro, que entonces tenía doce años, durante un lluvioso verano en las Tierras Altas de su Escocia natal. El mapa pintado en el suelo poco a poco fue tomando la forma de una trama de piratas y tesoros enterrados, y surgieron unos personajes dispuestos a disputarse dicho botín.
«La isla del tesoro» es por encima de todo un relato iniciático e itinerante, en el que el protagonista y a la vez narrador debe enfrentarse a cada paso a una elección expeditiva y vital, que marcará el resto de su existencia. Pero también es una forma de encontrarse consigo mismo, un viaje introspectivo y hacia su propia madurez. Algo especial debe de tener este libro que más de un siglo después de escrito sigue encandilando a sus lectores de todo el mundo.