Los constructores del puente es la segunda entrega de la colección
de relatos que Kipling agrupó bajo el título de El
trabajo de cada día, y constituye un ciclo narrativo extraordinario
por la exhaustividad y belleza del lenguaje y la magnitud literaria de
la empresa, pues Kipling se propuso expresar su fe en el trabajo útil
que los hombres del Imperio llevaban a cabo en su guerra civilizadora contra
lo que quedaba fuera de la civilización, que para Kipling era «el
vacío». Así pues, «Los constructores del puente»
nos describe las vicisitudes y la abnegación de británicos
y nativos para tender un puente sobre el Ganges, si bien la decisión
última sobre su destrucción o permanencia pertenece a los
dioses. «William la conquistadora» nos habla de una mujer de
espléndido carácter y de su trabajo en una región
de India asolada por la hambruna. «.007» es la historia de
una pequeña locomotora en su primer día de trabajo, que se
siente asustada de no ser capaz de afrontar el esfuerzo que le encomiendan.
«Pan sobre las aguas» se centra en el trabajo casi heroico
de hombres en manos de una naviera dirigida por judíos que fuerza
a hombres y máquinas más allá del límite de
lo tolerable. «Un delegado ambulante» es una fábula
sobre el mundo de los caballos, y cuenta cómo un caballo más
bien vago y de mal carácter trata de inculcar a sus apacibles compañeros
equinos una actitud sindical revolucionaria de enfrentamiento al hombre.