Sin embargo, la señora Nolan, experta echadora de cartas, le ha pronosticado un inminente matrimonio. Sus entrañables compañeras de fatigas reciben la noticia con consternación: la anunciada boda de Lucy puede poner fin a las alegres andanzas del grupo, a sus borracheras, sus comilonas, su incansable e infructuosa búsqueda de hombres. Lucy se apresura a tranquilizarlas: aparte del ligero inconveniente de que no hay ningún príncipe azul en su vida, tiene ya suficientes problemas familiares y personales como para pensar demasiado en el tema. ¿Se cumplirá el vaticinio de la adivina?