Cuando Isabel vio a aquel hombre -de profundos ojos azules, tristes como la noche sin luna, de mand237;bula firme y boca sensual- supo cu225;l iba a ser su destino. Supo que se ver237;a forzada a acompa241;ar a aquel extra241;o que sal237;a de las oscuras brumas, que a 233;l le dar237;a su coraz243;n, que en sus manos perder237;a la libertad. Aunque en un mundo en el que reinaba la violencia, dominado por el peligro y la traici243;n, por el dolor y las l225;grimas, tal vez el amor era la 250;nica esperanza para un futuro mejor.
ATORMENTADA POR SUS VISIONES
La joven Isobel de Aberlady tiene el don de la profec237;a, un don peligroso, una magia que incluso el rey Eduardo de Inglaterra desea conocer... y poseer. En una de sus visiones, en un sue241;o oscuro lleno de violencia y traiciones, Isobel ha sido capaz de presentir la captura de uno de los caudillos que lideran la rebeli243;n contra el monarca ingl233;s. Y siente tambi233;n la presencia de un hombre implicado en la rebeli243;n que marcar225; profundamente su existencia: un hombre alto y fuerte, de rostro apuesto y sombr237;o, de profundos ojos azules, tristes como la noche sin luna.
PERSEGUIDO EN SU PROPIA TIERRA
El destino ha querido que el noble escoc233;s James Lindsay se convierta en un fugitivo. Acusado de traici243;n, despose237;do de su patrimonio, har225; del bosque su hogar y luchar225; como animal acorralado, con todas las armas a su alcance, para restituir su buen nombre y expulsar a los ingleses de Escocia. Pero a la muerte de Wallace, el l237;der de la rebeli243;n, desesperado, decide que su 250;nica opci243;n de lucha es Isobel, la joven profetisa.