Si hasta la presente novela Amin Maalouf había negado en su narrativa la
escisión entre Oriente y Occidente, en El primer siglo después de Béatrice
convierte en objeto de su preocupación la «falla horizontal» que divide el
mundo en un Norte de población estable, cada vez más enriquecida, y un Sur
de población creciente que se empobrece progresivamente. Doble historia de
amor que refleja las contradicciones de nuestra época, esta seductora
narración de unos acontecimientos que han convertido la Tierra en un planeta
sombrío y dividido por el odio es, a la vez que una advertencia, una defensa
de la «feminidad» del mundo y una afirmación de la inagotable capacidad de
supervivencia que caracteriza al ser humano.