«Tengo el síndrome de Tourette.» Las palabras salen atropellándose, incontrolables, y las manos no pueden evitar tocar impulsiva y compulsivamente todo lo que tengan cerca. Es el sino de Lionel Essrog, criado en un orfanato y que, junto con sus tres amigos de la infancia, trabaja para un mafiosillo local, Frank Minna, en una agencia ilegal de detectives. El asesinato de Frank le obligará a sumergirse en la trama, compleja y llena de sombras, de relaciones, amenazas y favores que conforman el Brooklyn que él creía conocer tan bien y donde nadie es lo que parece. Huérfanos de Brooklyn supera con creces lo que podríamos considerar una novela negra, subvierte el género y le confiere nuevos matices hasta lograr un texto sumamente original.