El regreso de don Quijote (1926), aparecida por entregas en la revista GK’s Weekly, es la última novela de Chesterton y uno de los más hermosos homenajes que jamás se hayan rendido al Quijote y a Cervantes.
Michael Herne, un bibliotecario experto en la cultura hitita y ajeno al mundo moderno, tras interpretar el papel de un rey medieval en una obra de teatro, decide no quitarse el disfraz y encabezar, en la vida real, un golpe de Estado bufonesco contra la industria y la sociedad moderna, para el que cuenta, en un principio, con el apoyo de los nobles.
En esta peculiar obra que podría calificarse de sociología ficción Chesterton da rienda suelta a su fabulosa imaginación, aunque sin despegar los pies del suelo, y crea un puñado de personajes únicos, signados todos por el sello del quijotismo: el bibliotecario loco que se cree Ricardo Corazón de León; un noble calavera que encarna como ninguno el quijotismo, en tanto que es desfacedor de entuertos y héroe auténtico de esta novela; un sindicalista de la minería al que Chesterton glorifica en su lucha contra la aristocracia, que no sale muy bien parada en esta lúcida y disparatada fábula; dos hermosas mujeres que a su vez dan divertida réplica a la Dulcinea cervantina, y un sinfín de personajes que permiten al creador del Padre Brown alimentar su vena satírica y caricaturizar personajes relevantes de su tiempo.