Chappy amaba a los niños, los amaba tanto –especialmente a Alice, una enigmática niña de doce años– y de maneras tan prohibidas que lleva veintitrés años en la cárcel. Vive allí en un infierno de cuerpos maduros y homosexualidad hasta que recibe las cartas de una joven universitaria que planea seducir a un niño de doce años, fascinada ella también por la terrible y excitante inocencia. ¿Y quién puede saber de esto más que Chappy? Poco a poco irá surgiendo la atroz verdad del prisionero, que se presenta como un doliente Humbert Humbert, y también la verdad de su joven corresponsal y cómplice, perdida en la desolación de la madurez, en la soledad de una tierra de nadie de la sexualidad y de la vida.