Una novela -Todas las almas-, en la que sólo una ciudad, Oxford, y un escritor rey de un reino sin trono en la pequeña isla de Redonda eran reales, consiguió que sus lectores se empeñaran en confundir lo ficticio con lo real, por lo que su autor, desbordado, decidió convertir lo real en ficticio. Y así, en Negra espalda del tiempo, encontramos a un niño zurdo que escribe su nombre -Xavier- al revés, de derecha a izquierda, en un quizá no del todo involuntario deseo de retroceder; un hermano muerto; un escritor que, después de sobrevivir a la Primera Guerra Mundial, se cruzó en México con una bala perdida; una maldición en La Habana; un piloto mercenario y tuerto al que la muerte siempre pasaba de largo, y tantos otros, transportados al revés del tiempo, allí donde "aún no ha pasado ni se ha perdido, y quizá por eso no es ni siquiera tiempo". El único lugar donde la convivencia entre vivos y muertos parece ser posible. "Negra espalda del tiempo brinda el impensado reverso de lo que acontece, el sustrato social de la novela, la luz fuera del tiempo, donde perdura lo que ya ha cesado. Fascinante."