Pretérito imperfecto es la muy esperada primera entrega de la autobiografía de Carlos Castilla del Pino, uno de nuestros más eminentes psiquiatras, ganador en 1996 del IX Premio Comillas. Premio merecido sin duda, ya que difícilmente encontraremos en la literatura autobiográfica española un testimonio tan veraz y estremecedor como el que nos ofrece Carlos Castilla, protagonista precoz y aventajado, y testigo privilegiado de hechos cotidianos y de acontecimientos trascendentales de la Historia de España. Es encomiable su esfuerzo para contarnos su vida sin trabar la narración con análisis profesionales, lo que la convierte en un auténtico Bildungsroman.
Entre el niño del pequeño pueblo andaluz de San Roque y el médico que trabaja en Madrid en los años cuarenta transcurren años sombríos, sembrados de trágicas experiencias, pero también de anécdotas curiosas, algunas grotescas, otras hasta cómicas. Así seguimos los pasos de ese niño, extrañamente dotado, que pasa los cuatro años anteriores a la guerra civil en el lúgubre colegio salesiano de Ronda, crea poco después su propio laboratorio, comenta sus doctas lecturas con el sabio don Federico, asiste a la toma de su pueblo, primero por «los rojos», que asesinan a cuatro miembros de su familia, y luego por «los nacionales», que exterminan a los anteriores; acompañamos a la familia en su éxodo a Gibraltar; nos trasladamos con el joven a Madrid, donde ingresa en la Facultad de Medicina, pasa al Departamento de Psiquiatría del Hospital General, en el que impera el todopoderoso López Ibor, trabaja en el terrible manicomio del doctor Esquerdo y sobrevive gracias al aliento de amigos, muchos de ellos ayer desconocidos y hoy figuras ilustres del mundo de las artes, las letras y las ciencias.