Cómo reacción a ciertos tópicos catastrofistas, García Espuche recompone la visión del periodo que va de mediados del siglo xvi a mediados del xvii, desvelando una época de recostitución económica y demográfica, un siglo realmente decisivo, que abrió la modernidad en la historia de Cataluña. Fue entonces cuando Cataluña adquirió su cohesión territorial sobre la base de un sistema urbano estrechamente entrelazado, con Barcelona como centro comercial y político, al tiempo que crecía la industria en las ciudades cercanas y la actividad mercantil se reorientaba hacia el Atlántico y el interior peninsular.