Cultural y filosóficamente hablando, el cambio de época respecto a la Modernidad comenzó en los años setenta. El resultado de todo lo acontecido desde entonces es la profunda modificación de la «lógica de la producción» en «lógica de la información», la evanescencia de la llamada «realidad externa”, física, con el consiguiente auge de «paquetes» espacio-temporales «virtuales», la desintegración de la identidad personal en múltiples roles (inventados arbitrariamente o troquelados por los creadores de «perfiles» informatizados de consumidores) y, en fin, la reacción de grupos «religiosos» que buscan identidad y salvación colectivas a través de la violencia, en torno a una personalidad fuerte.