Entre los 7 y 11 años, el niño vive experiencias que decidirán en gran parte de su vida adulta. La calidad de las relaciones vividas en el medio escolar influirá su modo de vivir el futuro. En la actualidad, generalmente, el niño empieza a ir a la escuela antes de los 7 años; las relaciones sociales vividas a partir de ese momento asumen una función estructurante. A las figuras parentales, que antes ocupaban un lugar muy importante, se unen ahora los profesores, los compañeros o la tarea escolar que actúan en el desarrollo de su personalidad. En esta fase, el niño descubre y se aventura cada vez más en el mundo de los símbolos. Pasa a comprender y a utilizar con autonomía los sistemas de escritura y numeración. Evaluar los pasos de estas conquistas, analizando sus motivaciones y estructuraciones lógicas y significativas, supone un gran desafío para los profesionales que trabajan con ellos. Los autores de este libro ofrecen las ayudas necesarias para que los comportamientos del niño puedan verse como reveladores de su personalidad y, por tanto de su comprensión del mundo y de sí mismo, favoreciendo el reconocimiento de problemas que, una vez identificados, pueden solucionarse, previniendo trastornos más graves en la vida futura. En cada capítulo, un especialista analiza los comportamientos del niño de 7 a 11 años para que, penetrando más allá de las apariencias, el profesor pueda contribuir a su crecimiento y desarrollo.