Durante los últimos veinte años del pasado siglo, se han intensificado los procesos de descentralización política y de transformación del Estado nación. Nuevas realidades, nuevos procesos globalizadores y rápidos cambios estructurales que aceleraron la marcha de la historia como nadie había previsto, han provocado en Europa profundas transformaciones que afectan a la estructura del Estado, a la distribución del poder político y a la capacidad de instrumentar políticas públicas. La emergencia de la escala regional y la necesidad de establecer formas de cooperación entre diferentes niveles de gobierno, son dos de las características más importantes de estas últimas décadas. En muchos casos, como los tres países de la Unión Europea que aquí se analizan, Alemania, Bélgica y España, a esta emergencia de la escala regional se añade el hecho fundamental de que las respectivas realidades estatales integran regiones constitucionales o regiones con poderes legislativos.