Reale propone una interpretación de las denominadas "doctrinas no escritas" de Platón contraponiéndolas a la enseñanza plasmada en los Diálogos escritos, de modo que estos últimos deben ser leídos desde los presupuestos de aquéllas. Según el autor, las doctrinas "no escritas" constituyen la cúspide del verdadero pensamiento platónico, que fue expuesto de forma sistemática aunque sólo oralmente; por ello sostiene que, pese a que disponemos de toda obra escrita de Platón, no conocemos a través de ella su auténtico pensamiento, que debemos buscar en sus enseñanzas orales en la Academia (esquemáticamente anunciadas en la Metafísica de Aristóteles). Esta nueva lectura supone un cambio total de paradigma científico explicativo del pensamiento de Platón. La Carta VII y el final de Fedro serían los principales testimonios platónicos a favor de la existencia y la necesidad explicativa de las doctrinas no escritas: la definitiva orilla de la segunda "navegación" ("aquella que uno emprende cuando, hallándose sin viento, navega con los remos").
En el fondo de este debate todavía no resuelto yace la cuestión de la primacía del texto escrito frente a la tradición oral, para la interpretación de la historia del pensamiento. El autor, fiel a la postura platónica, entiende que las "cosas más grandes" deben confiarse a la oralidad y no a la escritura.