El verdadero historiador tiene más alma de arqueólogo que de documentalista; su misión última no es otra que desenterrar lo que otros han ocultado. Éste es el caso de la historia de Fernando del Pozo que, tras criarse en la Córdoba del siglo XVI en una familia de ilustres canónigos, emprendería uno de los viajes más apasionantes que conoció su siglo. Pasó a Argelia a combatir al Islam al servicio de la corona española y acabó por renegar voluntariamente y convertirse en Sulayman Qurtubi. Pocos años después tuvo en sus manos el destino de tres reinos en la batalla de Alcazarquivir; a este hombre le debe Felipe II la anexión del reino de Portugal. Ocupó los cargos más relevantes en el naciente imperio marroquí hasta acabar sus días cruzando el desierto del Sahara para ostentar el cargo de Bajá de Timbuktu en dos ocasiones. Tras 10 años de arduas investigaciones, utilizando fuentes andaluzas, manuscritos timbuktianos y tradición oral de la Curva del Níger, se ha podido recuperar a uno de los personajes de mayor calado histórico del siglo XVI.