Vivimos rodeados de vidrio. Los objetos de vidrio nos resultan tan familiares, que ni se nos ocurre plantearnos en qué medida nuestro mundo quedaría alterado si de repente tuviéramos que prescindir de este material. Porque de vidrio no sólo son los vasos y muchos de los recipientes que utilizamos a diario, sino también, y sobre todo, las ventanas (que nos permiten transformar en habitables lugares que en otro caso serían excesivamente fríos), las gafas (que corrigen nuestros defectos de visión), los microscopios (fundamentales en medicina), los telescopios (que nos muestran el universo en que vivimos) y tantos otros objetos sin los cuales nuestra vida contemporánea sería inconcebible. Sin vidrio no existirían los coches, ni los instrumentos de navegación precisos, ni los aviones, ni muy probablemente la electricidad.
Alan Macfarlane y Gerry Martin ofrecen un estudio antropológico sobre el descubrimiento, la evolución y la utilización del vidrio a través de la historia, desde su descubrimiento en Oriente Próximo hasta nuestros días, pasando por la antigua Roma, el Renacimiento europeo, la Ilustración y la Revolución industrial. Un estudio que analiza también otras culturas orientales (en especial la china y la japonesa) en las que el vidrio no proliferó.