Conjugando filosofía y literatura, el autor analiza de manera vibrante los diferentes problemas de nuestra época, desgranando el concepto de modernidad hasado en la racionalidad técnico-científica: «`Un Descartes no leído nos determina, tanto si lo queremos como si no`, ha escrito Hans Jonas. Esta determinación constituye el objeto primero de mi enseñanza. Lo que me esfuerzo en enseñar a mis alumnos de la Escuela politécnica no es la filosofía. Ahora bien, ¿a qué nos determina Descartes? Ayer aún nos era posible responder esto: nos determina a hacernos metódica, politécnicamente dueños de todas las cosas a fin de aliviar la suerte de los hombres y hacerles la vida más agradable. Pero he aquí que las realidades nacidas de la filosofía del hombre moderno se las ingenian para llevar la contraria a las ambiciones de esta filosofía, para transformar sus promesas en amenazas, para funcionar por sí mismas. Se ha vuelto difícil oponer, sin recurrir a otro tipo de proceso, los cálculos de la razón a las tinieblas de la superstición, y es que los procesos desencadenados por la razón no tienen nada de razonable». (Alain Finkielkraut)