Este libro no está escrito por sus autores. Reproduce el "Diccionario de los sentimientos" escrito por Usbek, un investigador extraterrestre que quiso averiguar cómo funciona el alma humana, y en principio sólo tuvo como fuente de información lo que los diccionarios dicen acerca de los sentimientos y de todo lo demás. Pretendió contestar a preguntas que nos interesan a todos: ¿Qué siente un humano cuando dice que siente envidia? ¿Qué experimenta un humano cuando dice que experimenta amor? Cuando dice que experimenta naklik, que significa amor en lengua esquimal, ¿está sintiendo lo mismo? Quedó sorprendido por la facilidad con que los humanos caen en «enredos sentimentales», algo incomprensible para su mente archirracionalista. Y también por la extravagancia de algunas emociones terráqueas. Como los extraterrestres no están acostumbrados a nuestras parcelaciones académicas, esta obra resulta difícil de clasificar para los humanos. Es un libro que habla de palabras, pero no es un tratado de lingüística. Habla de los sentimientos, pero no es un texto de psicología. Estudia muchas culturas, pero no es una obra de antropología cultural. Cuenta la historia de los diccionarios, pero no es un estudio de lexicografía. Leído del principio al final es una narración. Leído del final al principio es un diccionario. Los extraterrestres son así de raros y eficientes. El lenguaje sentimental guarda una enorme cantidad de información sobre el ser humano, recopilada, organizada, tramada por muchas generaciones. En las ocultas bodegas de cada idioma se guarda un longevo archivo de la experiencia de cada sociedad. El léxico contiene una teoría completa del ser humano, de su comportamiento, sus motivos, sus esperanzas, incluso de su propia estructura mental. Hay una profunda «psicología popular», emboscada en las frondas del lenguaje, desde donde dirige parte de nuestra vida afectiva. Resulta por ello utilísimo realizar un «psicoanálisis lingüístico» que ponga de manifiesto ese inconsciente atávico.