Cada año, cuando en junio se publican los resultados de las pruebas de selectividad, los periódicos difunden la valoración global de los resultados y coinciden en señalar que las materias “pendientes” de los estudiantes preuniversitarios son las matemáticas, la expresión escrita y la comprensión lectora. A pesar de las sucesivas reformas educativas, los resultados indican que siguen sin resolverse las deficiencias de expresión de los jóvenes. Y lo peor de todo es que estas deficiencias se trasladan de manera creciente a la enseñanza universitaria y al ámbito laboral.
Daniel Cassany, autor de Describir el escribir (13 ediciones) brinda con este libro un manual práctico que ofrece las pautas para fomentar y mejorar las habilidades de lectura y escritura en cualquier registro, y ofrece una guía para la mejora de estas habilidades en los discursos profesionales de cada sector.
Una buena abogada es una excelente lectora de leyes y normas y una experta redactora de sentencias y recursos. No existen biólogos que no sepan leer y redactar protocolos de laboratorio o artículos de investigación. Es a través de la lectura y la escritura de los géneros correspondientes que las personas desarrollan la actividad laboral.