La unificación de los conceptos resulta esencial a la hora de estudiar la historia. Proporciona a los estudiantes y académicos formas de organizar sus pensamientos, su investigación y sus escritos. No obstante, estos conceptos también son el centro de miles de conflictos en este campo. La historia social se ha visto implicada, desde sus inicios hace ya más de cuarenta años, en esos conflictos como algo más que un mero participante. En la actualidad, los campos de «lo social» y de la «cultura» han sido presentados a menudo como conceptos que se excluyen mutuamente. Este volumen analiza el efecto que tuvo el conflicto tras el «cambio hacia la cultura» en el trabajo histórico al examinar el uso de la clase, y demuestra cómo los profesionales de múltiples campos pueden colaborar a la hora de producir una investigación académica de mayor calidad.