En un tiempo en que la Escuela se universaliza sobre el cadáver de las distintas modalidades educativas no-occidentales, en que reduce a la mínima expresión las restantes instancias de transmisión cultural, con las que de algún modo competía, en que se sabe sin enemigo, sin paliativo, sin contrarresto, ídolo sin crepúsculo, autoridad incuestionable, la figura de Ivan Illich cobra una importancia inusitada.
Así como contamos con una robusta tradición pedagógica, un amplio abanico de experiencias reparadoras de la escolarización, [...] así como son miles los autores que han pensado para la Escuela, viendo el modo de «mejorarla», «reformarla», «modernizarla», «actualizarla»... apenas podemos citar a unos cuantos teóricos «disidentes», entregados a la crítica «radical» de la institución de enseñanza, en la línea de lo que se ha titulado «anti-pedagogía» o «desescolarización»