Frena, acelera, mira a tu derecha y luego a tu izquierda. Reduce, adelante, cambia de marcha, enciende las luces, mira por el retrovisor, aparca, dale al limpiaparabrisas. Uno se agarra al volante y de repente se da cuenta de todo lo hay que hacer para que conducir sea un juego de niños. Pero A buen paso ha encontrado la manera de practicar (para niños de todas las edades) sin ni siquiera tener que salir de casa: Conducir es fácil (si te enseñan bien).
Con este libro que se coge como un volante y se lee como un viaje, el diseñador Fernando Pérez Hernando le enseña al lector (y futuro conductor) como familiarizarse con eso tan cotidiano de ir en coche. Lo hace con un libro que parece el mando de una consola, que se lee torcido, o al revés, o al que hay acercar mucho la vista o al que hay que mirar de lejos, dependiendo de lo que pase en ese vehículo que tiene páginas en lugar de asientos pero en el que se viaja muy a gusto. Un libro que invita al lector a algo más que a la simple lectura para finalmente llevarle sano y salvo a casa, sin sustos, sin multas y sin tener que parar a poner gasolina.