Tanto los carpaccios como los tartares parten de la misma premisa: carnes, mariscos, verduras y pescados picados finamente (en el caso del tartar] o en lonchas casi transparentes (carpaccios) preparados en crudo, sin cocinar, y aliñados con todo tipo de vinagretas, especias y otros ingredientes. Se pueden tomar en cualquier época del año, pero siempre deben servirse muy fríos.
No deben guardarse de un día para otro, ya que al ser alimentos crudos hay más peligro de contaminación. Para facilitar el loncheado de carnes y pescados de los carpaccios es conveniente envolver el alimento en film transparente y meterlo en el congelador hasta que se endurezca. Para picar los ingredientes de los tartares se puede utilizar una picadora, siempre que se pueda
controlar y no trituremos los alimentos, que deben quedar cortados en trozos muy pequeños.
Conviene dejar los platos preparados unos minutos de maceración, tanto en el caso de los carpaccios como en el de los tartares, antes de servirlos para que haya.