Uno de los principales determinantes del diseño en cualquier proyecto de arquitectura es el lugar en donde va a emplazarse y, a partir de éste, la relación que se pretende establecer entre el objeto arquitectónico y el entorno. Factores como la ubicación, pendiente, accesibilidad, asoleamiento, ventilación, vistas, etcétera, influyen directamente en la composición ge-neral de la obra, su forma y su estructura. Pero difícilmente otro tipo de proyecto tenga una relación más estrecha con el lugar en donde se ubica como una casa instalada en un árbol. Su diseño, desde la elección del lugar hasta los detalles constructivos, está íntimamente ligado a las características del ejemplar que va a soportarla. Se trata de proyectos apoyados en cuerpos vivientes, a veces frágiles y en continuo movimiento, ya sea por su propio crecimiento ya por la incidencia del viento, con difíciles vías de acceso y con la certeza de que su existencia depende de la resistencia y vida del árbol que lo acoge.