Los españoles tenemos la fortuna de poseer uno de los patrimonios culturales más ricos y diversos de la tierra. Sin embargo, la historia que hay detrás de tan monumental conservación es aún poco conocida y menos apreciada. Este libro trata de subsanar esa injusticia.
Es cierto que en España no surgió el concepto moderno de patrimonio. Es igualmente cierto que su protección distó mucho de ser ejemplar. Aun así, las andanzas de nuestros bienes históricos y de quienes lucharon por conservarlos son ricas experiencias humanas que esperan ser valoradas como se merecen. Para ello se desgranan en estas páginas unos hechos poco estudiados, pero sin duda apasionantes. Se verá, por ejemplo, cómo se trataban los bienes culturales antes de que los llamáramos patrimonio, cómo ya en el siglo xvi se trasladaban claustros góticos piedra a piedra para evitar que desaparecieran y cómo en el siglo xix se derribaban ermitas barrocas para reemplazarlas por estaciones telegráficas. Pioneros del patrimonio como Ambrosio de Morales y Antonio Ponz ocuparán su lugar, y los intelectuales del romanticismo nos contarán cómo plagiaban a los franceses. Comprenderemos a profesionales vanguardistas como Jeroni Martorell, y asistiremos, por último, a la gesta inaudita de nuestra última guerra civil, en la que nacionales, pero sobre todo republicanos, arriesgaron sus vidas por rescatar monumentos.
Muchos sostienen que la pobreza y la desidia han conservado más que las buenas intenciones. Pese a ello, entre 1500 y 1939 emergió en España una conciencia y una administración para proteger el patrimonio histórico del que hoy, afortunadamente, disfrutamos. Esta es su historia.