El lento regreso del realismo, de lo figurativo, como foco de interés de la representación después de una larga hegemonía modernista de lo abstracto, obliga a replantearse el papel que el campo de lo artístico, reconfigurado y ampliado después de la supuesta muerte del arte, desempeña en las sociedades contemporáneas.
Este libro emprende una serie de recorridos por diversos paradigmas melodramáticos pertenecientes a distintas geografías formales para constatar la aparición espontánea de lo que constituirá la forma privilegiada de todo intento de realismo en el terreno de la representación. Se trata de un realismo melodramático ligado al conocimiento, una nueva epistemología fundada en una fortalecida alianza entre la estética y las emociones.