Desde hace más de una década, los estudios de literatura y cultura españolas en las universidades de los Estados Unidos vienen experimentando una creciente inestabilidad, a causa, en parte, de la crisis de las humanidades en general y del libro en particular. Pero el hispanismo arrastra también problemas propios, no resolubles con una mera adaptación 8213;casi siempre tardía y en general mimética8213; a los paradigmas que van emergiendo en otras áreas: feminismo, multiculturalismo, atlanticismo, estudios culturales, de la inmigración, etc., y menos aún con un regreso a la vieja tradición filológica, que apunta en los núcleos conservadores. La tesis central de este libro es que el declive de los estudios sobre España y su escasa capacidad creadora resultan de su anclaje en una tradición académica incapacitada congénitamente para actualizarse como paradigma epistémico. Un nuevo paradigma capaz de renovar el campo sólo puede triunfar si es más fértil su relación con las realidades culturales de la Península Ibérica, esto es, si cambia la actitud representacional de los hispanistas de manera que disminuya la distancia entre el objeto disiciplinar y el relato epistémico.