Fue Manuel Milá Fontanals quien, con ocasión de la apertura de curso 1865-1866 de la Universidad de Barcelona, usó por primera vez mester de clerecía para designar los poemas escritos por la cuaderna vía y que él consideraba una escuela poética docta. Años después Marcelino Menéndez Pelayo generalizó el término, pero la noción que difundió ya no hace referencia a la forma métrica de los poemas sino a la cultura y educación latino-eclesiástica de sus autores. Estas diferencias revelan que dicho nombre es, o se ha vuelto, equívoco, por lo que su referente, lejos de ser el mismo para todos, varía de unos a otros.Isabel Uría estudia el concepto mester de clerecía diacrónicamente, los poemas que abarca, su procedencia, su ritmo, su estructura, su difusión? y, por último, además de aportar una espléndida bibliografía, analiza minuciosamente (no olvida manuscritos, fuentes, autor, datación, etcétera).El Libro de Alexandre, el Libro de Apolonio, los poemas de Gonzalo de Berceo y el Poema de Fernán González, únicas piezas que por razones de orden estilístico y formal pertenecen a la escuela mester de clerecía.