JÉRÔME LINDON fue una figura imprescindible para entender la edición y la literatura francesas de la segunda mitad del siglo XX. Desde su editorial Éditions de Minuit, fue capaz de ir construyendo un imponente catálogo en el que no podían faltar autores de la talla de Alain Robbe-Grillet, Claude Simon, Marguerite Duras, Samuel Beckett? El escritor Jean Echenoz mantuvo desde sus inicios literarios una singular y llamativa relación con LINDON, su primer y único editor literario en Francia, construida de palabras y silencios, de coincidencias y alejamientos, a cuales más sinceros. La muerte de LINDON conmovió de tal forma a Echenoz que éste escribió, a modo de exhortación y homenaje, este magnífico retrato tierno e hilarante, y siempre respetuoso, que constituye una pieza esencial en la reflexión sobre la naturaleza y las condiciones de la obra escrita y su edición, pero sobre todo de los lazos, a veces inexplicables, que unen a un autor con su editor.