Diálogos insólitos, situaciones extrañas y un aire de magia absolutamente real impregnan las aventuras de Alicia. Si Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas nació por casualidad de los relatos fantásticos que Lewis Carroll improvisaba para tres niñas, Al otro lado del espejo narra el viaje a un país hecho a modo de tablero de ajedrez, al que llega Alicia después de cruzar el espejo. Para adaptar el mundo a la mente infantil de las tres hermanitas Lidell –Alicia, Lorina y Edith–, Carroll prescinde de prejuicios y utiliza un humor cruel y lleno de ingenio con el que burlarse de los convencionalismos y tradiciones de la sociedad inglesa, y a la postre de cualquier sociedad... Los elementos con que juega la narración no se apartan de lo que Alicia puede ver en su vida cotidiana o en sus libros, pero la imaginación eleva a emblema irracional la lógica, convirtiendo las aventuras de Alicia en uno de los primeros ejemplos de libertad absoluta de la mente, que encadena su lógica a partir de unos presupuestos que no la tienen. Así, mostrando el envés de los valores aceptados, Carroll se adentra por un territorio de sueños donde no hay más fantasmas que la verdad desnuda de sus apariencias y de sus mentiras.