Zeta, el narrador de El
esclavo de Atila, un joven esclavo al servicio de un embajador
de Bizancio en la corte de Atila, es el instrumento del que se sirve el
escritor húngaro
Géza Gárdonyi para llevarnos
a los escenarios que conocieron los embates de los hunos contra el Imperio
Romano en las vísperas de la gran invasión de los años
451 y 452 de nuestra era.
Gracias a la presencia de Zeta, que renuncia a la libertad y se entrega a los hunos como esclavo por amor
a una de sus mujeres, podemos disfrutar de una reconstrucción histórica
pródiga en cuadros memorables, como el que narra el avance del ejército
de los hunos a través de la Galia, arrasándolo todo a su
paso, o la visión que de la tremenda jornada de los Campos Cataláunicos
da uno de los participantes en ella. Pero, aunque El esclavo de Atila
tiene como uno de sus ejes centrales la figura del rey de los hunos, el
verdadero protagonista es Zeta y su odisea personal, con cambios
de fortuna, amores imposibles, viajes, peligros sin número, y todo
ello en el escenario de una gran epopeya.
La visión que Gárdonyi
nos da del Imperio de los hunos y de su forjador es exacta en cuanto a
la narración de los acontecimientos, aunque favorable para Atila
y su pueblo en la interpretación de los hechos históricos.