La literatura de carácter doctrinal del siglo XVIII ocupa un destacado lugar, pero en numerosas ocasiones las obras de este tipo suelen pecar de un excesivo peso moralista y razonador, que las priva de la amenidad que anhelaba la realización del «deleitar aprovechando».
Pero no es el caso de las Cartas marruecas, ya que la viveza y rapidez de su estilo, así como la objetividad con la que el autor nos ofrece el análisis de un tema tan apasionante como es del carácter de los españoles, impregnaban al libro de inequívoca modernidad. En el siglo XVIII fueron numerosas las polémicas desatadas, tanto por escritores españoles como por otros extranjeros, sobre las características y peculiaridades de España. En medio de tal situación el libro de Cadalso no podrá por menos que apasionar al lector moderno, por su objetividad y el estilo directo y ágil que utiliza.