El más impenetrable misterio rodea la vida de Alexander de
Comeau, autor del que tan sólo se sabe su nombre (tal vez seudónimo)
y su nacionalidad británica. Las guías literarias de terror
más especializadas -que reseñan otra obra de De Comeau,
Fire of Isis (1927)- recomiendan con entusiasmo la lectura
de La magia del monje (1931) como una novela memorable, de
un gótico tardío, delirante y única. La historia que
nos cuenta De Comeau en esta obra inclasificable posee sin embargo todas
y cada una de las características del género gótico.
Su protagonista, el hermano Dimas, es un religioso laico aficionado
a la Alquimia, a quien el anciano y corrupto abad de su monasterio comisiona
para encontrar el Elixir de la Vida Eterna. Dimas parte de viaje, en pleno
otoño de la Edad Media, a la busca de los sabios ocultistas que,
antes que él, aseguraron haber buscado el Elixir... e incluso haberlo
encontrado. Viajará a la tierra de los muertos, se enfrentará
con un embrutecido noble feudal, conseguirá amuletos mágicos
y manos de gloria, será testigo de Misas Negras, prisionero de brujas
y magos...
Pero estas siniestras aventuras por el lado más oscuro se tornan
divertidas peripecias gracias al hábil tono satírico de De
Comeau, que lo emparenta con el no menos delirante mundo de Potocki en
su sin par Manuscrito encontrado en Zaragoza (en esta misma
colección), y nos recuerda el alegre mundo, sensual y pícaro,
de Chaucer o las canciones de taberna goliárdicas.