Escrita en 1897, poco después de «La máquina del tiempo» (BT 8053), EL HOMBRE INVISIBLE cuyo personaje central ha alcanzado, como Drácula o
Frankenstein, un lugar en el imaginario del mundo moderno da forma definitiva a uno de los motivos que habrían de cobrar más relieve, y en cierto sentido hacerse pavorosa realidad, en el siglo xx: el del uso irreflexivo e inescrupuloso del conocimiento científico y las consecuencias nefastas de ponerlo al servicio de causas egoístas o espurias. Admirado por generaciones de lectores, HERBERT GEORGE WELLS (1866-1946) fue uno de los padres acaso el más notable de la ciencia-ficción,
trascendiendo sus relatos, tan sencillos en la forma, la mera anécdota, para transformarse en fábulas imprescindibles de nuestro tiempo.