¿Nunca han deseado realmente asesinar a alguien?Me temo que yo sí.
Afortunadamente , el ejercicio narrativo es terapútico.
¿Está uno hasta las narices de ser civilizado, controlar su ira y pagar los impuestos? Pues nada mejor que sacar a pasear los demonios a la fria nieve del papel en blanco.
Los protagonistas de este libro se ven compelidos a cometer crímenes por diferentes razones: por la inercia de una vida delictiva, como Vega, el Hombre Cansado; por una compulsión psicológica, como el Asesino de la lluvia; porque son objetos de infinitos atropellos, como el buen Jonás Mülhberg de Histrias en Nueva York; porque son unos bordes peligrosos, como el tipo del sombrero ridículo en esa extraña Oficina de cristal; porque están como una cabra, como el estirado ajedrecista de Idea Irresistible; porque estan desesperados después de matar buscan la muerte , como los suicidas de Noche Desesperada; porque son presas de un pánico cerval e insoportable, como el desgraciado de Arturo Pi en el Tonto Horror del ascensor; o porque no pueden más con los ruidos que les roban el sueño, como el pobre don Ernesto ? y su pres¡cedente, Cincino Flaco- de Fugax Dementia; Homicidas habituales o accidentales, reincidentes o excepcionales, dolosos o inoluntarios ? Son Asesinos sin remedio