Le alargué el mío, un hermoso modelo en acero inoxidable que me regaló María del Mar, y al que puntualmente le renuevo el recambio de tinta. Jamás me ha fallado. " Jamás me ha fallado " , le dije, avergonzado, cuando vi que ella garabateaba infructuosamente en los márgenes del consultorio sexológico, sin conseguir que el bolígrafo escribiese. Eso mismo, " jamás me ha sucedido antes " , es lo que le dije a Toñi la primera vez que me pasó lo que, desde entonces, no ha dejado de pasarme ni una sola vez, cada vez que me planto ante sus hermosas rodillas de triunfadora.