Harriet E. Wilson publica Nuestra Negra, o esbozos de la vida de una negra libre en una mansión blanca de dos plantas en el Norte, que atestiguan que las sombras de la esclavitud se alargan incluso hasta allí en un momento, el año de 1859, decisivo para la vida nacional norteamericana de la primera mitad del siglo XIX, y concretamente, en el medio justo de la crisis política que acarrea el debate sobre la esclavitud.