En 1615 don Quijote manifiesta una moral distinta a la lucida en sus dos salidas anteriores. Devaluados los modelos, todo se desenvuelve en un escenario de astucias enfrentadas, donde la verdad no depende solo de perspectivas, sino de que es difícil saber qué quieren decir otras personas, si son astutas. Por tanto, no es suficiente enderezar las intenciones a buenos fines. En este nuevo escenario, don Quijote ?melancólico y prudente? ya no tiene que defender su condición de caballero andante, sino la de agente de su propia acción. Se ha pasado de plantear el problema del origen unívoco del texto ("Quijote" 1605) al problema del origen unívoco del "yo" ("Quijote" 1615).