La única unidad de medida del tiempo, al menos la más dolorosamente inmediata, es el cuerpo. Más allá de las abstracciones, de las medidas conmensurables e inconmensurables, estamos anclados en lo vivencial, en las cronometrías de la carne. En este sentido, Una quasi eternità de Antonella Moscati es una pequeña e ineludible joya de sobria belleza, una lúcida reflexión sobre el envejecimiento desde una perspectiva femenina.
Si en Elegía de Philip Roth el narrador comentaba con toda justicia que la suya podía entenderse como la biografía de un cuerpo masculino, Una quasi eternità traza el arco vital y agonístico de un cuerpo femenino, centrándose especialmente en los ese momento crítico que es la menopausia. Una travesía desde el esplendor hasta el lento e inevitable declinar. En todo caso, al final quedan la maravilla y el dolor de haber vivido, universales.