Cuba, Miami y el Estrecho de la Florida, teatro del más escalofriante tráfico de personas: la manipulación criminal de la esperanza de miles de cubanos que pagan por escapar de la isla. Muchos, en vez del paraíso soñado, encontrarán la muerte, asesinados fríamente en alta mar. A Alex Varga, magnate de la marginalidad habanera, le duelen esas imágenes de infierno terrenal que le cuentan algunos sobrevivientes. Le duelen los muertos de Mayra, rescatada del mar y llevada a un burdel en Bahamas; de Ignacio, que habla en plural desde que vio ahogarse a su mujer y sus tres hijos; de la suprema loca Magnolia, alma de mujer, cuerpo de hombre, corazón de oro, cuyo amante apareció en la fosa de un islote cercano a Cuba. Alex, nuevamente, recurrirá a su amigo Alain Bec, teniente de la policía criminal en Centro Habana, el poli que no acaba nunca de dialogar con su conciencia. Todos, unidos, buscan pistas. Para que paguen los culpables y que los muertos descansen en paz.