Con El extraño caso del doctor
Jekyll y Mr. Hyde, R.L. Stevenson volvió
a ocuparse de un tema que le preocupó durante toda su vida: la dualidad
de la naturaleza humana. Localizada
en el corazón de un Londres victoriano,
la novela viene a ser una sucesión
de testimonios procedentes de varios
testigos cuyo presunto fin es desvelar
un misterio. Jekyll y Hyde son como una entidad
disociada en dos. Hyde es la personalidad demoníaca,
monstruosa de Jekyll, al que horrorizan las acciones
de su doble maligno, y simboliza el mal que Jekyll
se reprime a sí mismo, el cual, una vez liberado,
no puede controlar. La edición, a cargo
de Juan Antonio Molina Foix, se completa con otros cuatro relatos: Janet, la Torcida, una historia
que transcurre en Escocia en 1712, fue el resultado de un concienzudo estudio de Stevenson
sobre la brujería escocesa; El ladrón de cadáveres
aborda un hecho real ocurrido en Escocia a comienzos del siglo XIX; en Markheim vuelve a aparecer el tema del doble,
pero el doble, en este caso, es el diablo; y Olalla,
que también fue producto de un sueño y plantea el contraste
entre la prístina belleza del escenario natural y la «antigua y ruinosa casa solariega» símbolo de la degeneración hereditaria.
«Lo que soñé sobre el doctor Jekyll –confesó el autor al New York Herald– fue que un hombre se ve obligado a entrar en un armario e ingiere una droga que lo transforma en otro ser. Me desperté y comprendí inmediatamente que había encontrado el eslabón perdido que andaba buscando desde hacía mucho tiempo, y antes de irme a la cama tenía muy claro casi todos los detalles de la trama.»
* * *
«Me di cuenta de que debía elegir entre las dos. Mis dos naturalezas compartían una misma memoria, pero todas las demás facultades estaban bastante desigualmente repartidas entre ellas.»
R.L. Stevenson