Es una novela difícil de clasificar, pues se escapa a todos los cánones establecidos. Deliberadamente fuera de las modas y tendencias que imperan hoy en día en la literatura, el lector no encontrará en esta obra ni ritmo trepidante, ni abogados agresivos, ni enigmas medievales. La acción pausada transcurre en un marco sofisticado donde los pequeños detalles, gestos apenas esbozados, alcanzan a dibujar una historia perfecta, redonda.