El absurdo más hilarante, la sátira deforme y la auténtica impostura del resentimiento son los mejores alicientes para contrarrestar un dolor genuino. Y los narradores de estos tres relatos, que acaso sean el mismo, lo saben. Por eso provocan y concitan en torno suyo la mofa y el sarcasmo para reírse de sus propias miserias. Miserias que tal vez sean las nuestras.
El ambicioso joven de provincias quiere, a fuerza de fracasos, conquistar la metrópoli. Pero los sueños de este Rastignac trucado devienen pesadillas. Y, sin embargo, sus pesadillas alcanzan tal grado de felicidad formal que sorprende. El rencor de los bufones es un debut tan insólito como saludable. Pablo Manzano se inscribe sin concesiones en una línea de la tradición narrativa argentina tan heterodoxa y arriesgada que para ilustrarla se precisa mentar a un polaco: Witold Gombrowitz.